29 octubre 2006

Felicidades

Aunque aceptar la derrota no esté entre las virtudes de quienes están acostumbrados a salirse con la suya, el evidente fracaso de la manifestación de este domingo debería obligar a más de uno a revisar sus estrategias. Esta vez no ha bastado la amplia cobertura mediática del grupo El Día, ni el habitual discurso oportunista de algunos políticos aprovechando la crisis de los cayucos.
Pero muchos se han retratado con esta manifestación. Que conste que no olvidaremos las actitudes y los pronunciamientos previos a la misma (benditas hemerotecas).

Creo poder anticipar algunas reacciones:

Los convocantes, exhibirán un patético victimismo. En una sobreactuada demostración de coherencia intelectual, dirán que su profundo amor a la patria les impulsará a defender por siempre sus convicciones, aunque el pueblo, confundido por los enemigos de la patria, les haya dado la espalda en esta ocasión. De hecho, amenazan con nuevas convocatorias. Reprocharán a quienes se atrevieron a criticarlos sin piedad al punto de amenazar sus puestos de trabajo. El cargo de asesor, que yo sepa, se ejerce en virtud del nombramiento de un político a cuyo ejercicio se vincula el cargo. Si alguna amenaza se cierne sobre el puesto de trabajo de estos señores es, en su caso, el cese o la despedida de Miguel Zerolo. Lo que no cabe es negar la evidencia y pretender que no se aluda al cargo político de los convocantes por parte de quienes se opusieron a la manifestación. Creo que todos somos mayorcitos y cada palo que aguante su vela.

Dirán que las voces contrarias a la manifestación eran muy poderosas y estaban bien coordinadas y dirigidas por intereses que en última instancia solo persiguen perjudicar a los tinerfeños. En fin, la vieja táctica de arrojar mierda sobre los otros para eludir las propias responsabilidades. Está muy visto.

Dirán que el pueblo no está aún concienciado de la magnitud del problema de la inmigración, pero que acabarán triunfando porque los hechos vendrán a otorgarles, tarde o temprano, la razón. Quien sabe, siempre cabe la esperanza de que las cosas se tornen a nuestro favor aunque sea sólo mínimamente (ya se encargarán nuestros aliados mediáticos de cargar las tintas), y entonces renaceremos victoriosos de nuestras cenizas (¿lo ven?, ya lo decíamos nosotros). También muy visto.

Los partidos políticos que apoyaron abiertamente la protesta (Partido Nacionalista Canario, Centro Canario y la ultraderechista Democracia Nacional) argumentarán que el ruido mediático de la oposición tildando de racista y xenófoba la convocatoria, ha acabado por confundir a los nobles ciudadanos, aunque saben que estos, son en su mayoría partidarios del control poblacional que era, en definitiva, el motivo fundamental de la manifestación. Sus torpes asesores de campaña, si es que los tienen, se devanarán los sesos a partir de mañana en busca de reclamos electorales más rentables. Quien sabe, puede resultar interesante. Tal vez en su desesperación por arañar votos acaben por cometer alguna imprudencia que saque a la luz jugosas corruptelas de los partidos rivales. En cualquier caso, está claro que la defensa de algunas causas obliga, en ocasiones, a compartir el escenario con incómodos compañeros de viaje.

Los partidos que actuaron con una calculada ambigüedad (Coalición Canaria y Partido Popular), alabarán la madurez del pueblo tinerfeño, que una vez más ha demostrado su carácter abierto y hospitalario frente a quienes anticipaban multitudinarias demostraciones de racismo y xenofobia. Lamentarán, eso sí, privadamente, que no hayan sido capaces de colocar en el centro del debate político la discusión sobre una hipotética ley de residencia, lo que les hubiera venido de perlas de cara a la futuras elecciones autonómicas. A partir de ahora, leña al mono. La nueva estrategia electoral un vez agotado el filón de la inmigración, se centrará en desacreditar a los líderes rivales. Nos espera un final de legislatura apasionante.

Miguel Zerolo, que exponía mucho más que su partido, teniendo en cuenta que los convocantes eran sus asesores políticos, lamentará su derrota en silencio y alejado de los micrófonos, esperando a que pase la tormenta, y no sin antes acariciar cariacontecido, el lomo de sus atribulados asesores mamporreros. Que sepa que esta vez tendrá más complicado escapar por la tangente.

El Día culpará del fracaso a los poderes fácticos de la isla vecina que una vez más han confundido a la ciudadanía tinerfeña. Los periodistas más significados de su Grupo de comunicación, aumentarán si cabe la intensidad de sus insultos y en una disparatada huída hacia delante, no dejarán títere con cabeza. Igual, algunas antiguas alabanzas al pueblo tinerfeño se tornan ahora en velados reproches a su "inmadurez". Cuando el pueblo no sigue nuestras consignas permitannos dudar de su responsabilidad. Ya se sabe, es duro dejar de ser el guía espiritual de los tinerfeños, el vigía infatigable de sus siempre amenazados intereses. Yo espero sinceramente que hagan una reflexión serena y lúcida, y que el grupo El Día vuelva por fin a la senda de la cordura que abandonó hace ya algún tiempo por culpa del delirio paranoico de un venerable anciano.

Aunque, la estrategia más socorrida será sin duda la de negar la mayor. Dirán que la manifestación ha sido un éxito y punto. En fin, un paso más en el camino hacia la absoluta pérdida de credibilidad de todos estos farsantes.

Lo habíamos dicho. Somos más y somos mejores. Felicidades.

25 octubre 2006

¿Periodismo?


Pues claro, son ustedes xenófobos y racistas. Es evidente
Imagen de www.canariasdigital.org

Argumentos bien sólidos, en la línea habitual de su periódico, para justificar una vergonzante manifestación contra la "gran invasión". Frente a las opiniones razonadas y apoyadas en datos irrefutables, sólo exabruptos, insultos y una exaltación pseudopatriótica que me avergüenza como canario.
Parece que todo es culpa de los canariones, de los antipatriotas tinerfeños y del efecto llamada que producen los escasos descerebrados, teniendo en cuenta su poca influencia en la sociedad, que no piensan como ustedes (¿entonces por qué les dedican tanta atención?).
Se han autoproclamado como los únicos y legítimos defensores de las esencias patrias, calificando de enemigos de Tenerife y traidores a todos los que no comparten sus delirantes opiniones. No pretendan representar a nadie. Ustedes son sólo portavoces de si mismos.
Destilan rencor y odio en cada una de sus editoriales defendiendo una idea de Canarias basada en la división y el enfrentamiento, y todavía tienen el descaro de tildarse de patriotas.

Seguro que hay profesionales honestos en ese periódico que sienten asco por la línea editorial de su empresa. Los imagino resignados, escupiendo su rabia contenida por los rincones. Les pido que protesten. Habrá otras puertas que se abran. Qué va a quedarnos si permitimos que pisoteen nuestra profesionalidad y renunciamos a nuestras más íntimas convicciones, a cambio de una cierta estabilidad laboral.

Lo de los convocantes resulta patético. Supongo que esperan que muchos incautos los identifique con la voz de la calle. La Concave (pesebreros vecinales ampliamente subvencionados) y la Fundación ¿Identidad Canaria?. Por favor, no pretendan ustedes erigirse en definidores y valedores de esa identidad mientras son jaleados en un periódico que un día si y otro también se dedica a enfrentar a los canarios. ¿Qué van a contar a los vecinos más jovenes?. Todos imaginamos, señores convocantes, a que intereses sirven. Qué triste ejercer de mamporreros de un partido que no se atreve a dar la cara convocando directamente la manifestación. Cómo se puede defender la identidad de un pueblo si se renuncia con tanta facilidad a la propia.
Se echa de menos una declaración de los dirigentes de Coalición Canaria y ATI por la que se desmarquen claramente de la manifestación. ¿O es que están esperando a conocer la respuesta ciudadana para aprovecharla políticamente en caso de que la protesta sea numerosa? Estamos acostumbrados a sus lecciones de oportunismo político. Sin embargo, tengo la sensación de que su forma de hacer política está llegando, afortunadamente, a su fin.

Son ustedes libres para escribir lo que quieran pero tiene el deber de responsabilizarse por ello. No descalifiquen de una forma tan burda e inconsistente a los que no comparten sus delirios.
Respeten a los lectores y ofrezcanles algo más digno. Un mensaje que esté a la altura de mentes sanas, formadas y abiertas. Un pueblo no se merece su inmundicia.

Sabré que Canarias ha progresado cuando dejen de publicarse editoriales como las suyas. Mientras tanto seguiré pensando que tenemos un problema social muy grave.
Somos más y somos mejores. La cordura y la tolerancia siempre se imponen sobre la sinrazón; aunque algunos desfallezcan en el camino. De seguir en esta línea EL DÍA se quedará solo y acabará convertido en un panfleto propagandístico al servicio de sus anunciantes.
Estamos ante una de esas ocasiones en las que hay que demostrar nuestra altura moral. Ya no más resignación, basta de mirar a otro lado.

No vamos a caer en la trampa. No vamos a confundirnos de debate. Después de casi veinte años aprovechándose de un sistema económico basado en un consumo intensivo del territorio que ha requerido abundante mano de obra, ven cerca el final del ciclo y pretenden desviar la atención eludiendo sus responsabilidades como gobernantes. La culpa es de los inmigrantes y con la afluencia de cayucos la oportunidad la pintan calva.
Lo importante para ustedes es que no se cuestione, en ningún caso, el modelo de desarrollo actual. La vieja táctica propagandística de simplificar y reducir.
Si se fuerzan situaciones de hecho que provoquen confontación social, se generan corrientes de opinión muy polarizadas en torno a esos hechos concretos y no se entra en un debate sobre la globalidad o el fondo del problema. La manifestación es claramente, una herramienta al servicio de esta estrategia.
No debemos renunciar a participar en la definición del modelo de desarrollo que queremos para nuetra tierra y cuatro agitadores interesados no pueden impedir que debatamos serenamente con el concurso de todos los agentes sociales y económicos, los asuntos verdaderamente importantes para los canarios.
Insisto en que creo que estamos al final de un ciclo. Los más beneficiados hasta ahora pretenden apurar los últimos bocados del festín sin ser molestados por quienes se atrevan a responsabilizarlos del expolio, y capitanear el cambio que se avecina para seguir beneficiándose.

Gracias por decirlo tan bien y tan claro
Houston tenemos un problema
Más cifras
No somos racistas

19 octubre 2006

Empresa o Negocio

CAUSAS Y EFECTOS

  • Negocio
  • Especulación
  • Corto plazo
  • Explotación
  • Derroche
  • Improvisación
  • Chapuza
  • Victimismo, subvencionalismo

REMEDIOS

  • Empresa
  • Inversión
  • Largo plazo
  • Formación, cualificación, tecnología
  • Ahorro, eficiencia
  • Planificación
  • Excelencia, calidad, servicio
  • Competencia

RESULTADOS

  • Progreso
  • Desarrollo
  • Justicia social

18 octubre 2006

Política o Propaganda

CAUSAS Y EFECTOS

Maniqueísmo, reduccionismo, bipolarización, simplificación, oscurantismo, propaganda, manipulación, desinformación, engaño, falsedad, cinismo, relativismo, ignorancia, pasotismo, abstención, clientelismo, nepotismo, vulgarización, populismo, caciquismo, brutalidad, violencia, exageración, desproporción, desfachatez, desvergüenza, mediocridad, resignación, conformismo, pereza, papanatismo, uniformidad, chapuza, improvisación, irresponsabilidad, deslealtad, derroche, soberbia, insolidaridad, desilusión, desequilibrio, desigualdad, odio, intolerancia, rechazo, desprecio, guerra, venganza, abuso, incomprensión, incomunicación, patriotismo, división, fronteras, nacionalismo, colonialismo, ombliguismo, cerrazón, desesperación, miseria, hambre, simpleza, estupidez, rencor, olvido, ....

REMEDIOS

Educación, conocimiento, información, transparencia, serenidad, moderación, honestidad, sinceridad, lealtad, humildad, participación, respeto, civismo, tolerancia, comprensión, sensibilidad, rebeldía, exigencia, reivindicación, confianza, diálogo, matización, aceptación, pluralidad, debate, humor, fina ironía, equilibrio, equidad, inteligencia, austeridad, generosidad, solidaridad, comunicación, reflexión, sensatez, sentido común, empatía, universalidad, diversidad, diferencia, responsabilidad, eficacia, determinación, compromiso, eficiencia, preparación, ilusión, acción, sencillez, perdón, memoria, ....

RESULTADOS

Justicia, libertad, igualdad, paz, sabiduría, fraternidad, ...

15 octubre 2006

Propaganda. Nociones para la autodefensa.


Los mensajes de los políticos son en su mayor parte propaganda. Es lógico teniendo en cuenta que el principal objetivo de los partidos es alcanzar el poder que le dan los votos y, la propaganda es en la primera acepción del diccionario de la Real Academia la "Acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores". Atrapar votantes es pues, el primer objetivo del político, y la propaganda, la herramienta más eficaz con la que cuenta para conseguirlo. Esto es algo que debe aceptarse con naturalidad. Sin embargo, corren ríos de tinta en los periódicos o se desatan apasionadas discusiones en las tertulias radiofónicas o televisivas, a raiz de declaraciones políticas que son en su mayoría mensajes propagandísticos. Calificar de propaganda un mensaje le resta inmediatamente eficacia y capacidad de influencia. Por esto es importante conocer los principios de la propaganda, para dar a los discursos su dimensión adecuada.

Reproduzco literalmente en cursiva los principios de la propaganda inspirados por Goebbels extraídos de Wikipedia.

Goebbels era un genio de la propaganda. Unos famosos principios impulsaron su trabajo. Todavía son usados hoy en día como herramienta propagandística. Son estos:
1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5. Principio de la vulgarización. "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".
6. Principio de orquestación. "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".
7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

A partir de aquí, que cada uno saque sus propias conclusiones. Conociendo los síntomas es más fácil combatir la enfermedad.

11 octubre 2006

Adiós al LIMBO

El Papa cierra las puertas del Limbo

Es una pena.
El limbo es el lugar donde habitan las contradicciones, las dudas, los deseos incumplidos, las frustraciones.
Es el reino del claroscuro y los matices.
A él van los genios incomprendidos, los perdedores, los amantes no correspondidos y los amantes desengañados.
Es el destino de las almas rebeldes e inconformistas, de los inadaptados y de los atrevidos. Es la morada de los quijotes y los aventureros.
El limbo se me asemeja a uno de esos bares cutres y apartados, en medio de un larga carretera que conduce a cualquier sitio o a ninguno. Siempre suena una sensual melodía de jazz, una canción de Tom Waits o un bolero triste y desgarrado y, de cuando en cuando, rock duro y letras irreverentes a ritmo de ska. Es un lugar en ninguna parte.
En el purgatorio, las almas arrepentidas pagan penitencia por sus pecados pero al limbo van las que quieren. Las que prefieren seguir haciéndose preguntas o las que necesitan emociones fuertes. Las que no esperan castigos o recompensas.
En el limbo las almas siguen aferrándose a la vida. Las que han ido al cielo o al infierno hace tiempo que aceptan que están muertas.
Es el final. Un final eterno.

10 octubre 2006

Un mal día

Nefasto.

Durante el desayuno, un compañero de trabajo me comentó que abrirían un centro de retención de inmigrantes muy cerca de sus casa y que no tendría más remedio que poner una alarma. "Hasta ahora ha sido una zona tranquila pero con esta gente descontrolada ya se sabe". Le dije que no me parecía que fuesen peligrosos. Arriesgan sus vidas en un incierto viaje para escapar de la miseria y al llegar son hacinados en centros de retención esperando pacientemente su derivación a la penísula o su repatriación a sus países de origen. Saben que su esfuerzo puede resultar en vano y no ha habido protestas, revueltas o amotinamientos. Y ello a pesar de que los centros son vigilados por escasos efectivos policiales. En realidad nos han dado una lección de autocontrol y respeto a las normas de convivencia. No imagino como reaccionarían 3.000 viajeros europeos atrapados, por ejemplo, en un aeropuero durante 48 horas después de un incómodo viaje en avión con destino a su lugar de vacaciones.
Mi compañero se limitó a responderme que si tan claro lo tenía, tal vez no me importaría alojar a los inmigrantes una temporada en mi casa.

Por la tarde me encontré con un antiguo amigo del colegio al que no veía desde hacía años. Me explicó que trabajaba de voluntario para Cruz Roja pero que pronto iba a dejarlo. Estaba cansado y desmoralizado. No podía asimilar tanto sufrimiento, se implicaba demasiado. Entonces le comenté que a pesar de todo, estaba seguro de que le animaría el reconocimiento y el apoyo de la gente. Le recordé las emotivas imágenes que se vieron por televisión de unos bañistas en El Médano socorriendo a unos inmigrantes recién llegados a los que daban agua y arropaban con sus toallas. Pero cual fue mi sorpresa cuando me comentó que aunque aquel suceso había tenido una gran repercusión, también un día si y otro también escuchaba como grupos de energúmenos cada vez más numerosos increpaban a los inmigrantes que arribaban desfallecidos a la costa, comminándolos con insultos a que volvieran a sus países.
Sentí una enorme tristeza mezclada con una profunda indignación. Sabía que nadie se atrevería a denunciar estas actitudes. A los políticos les interesa especialmente, incluir en sus discursos las inevitables referencias al problema humanitario como su primera preocupación para, a continuación, alabar el comportamiento solidario, casi heroíco del pueblo canario.
No quiero creerlo. No puede ser cierto.
Por la noche escuché a Jorge Vargas, uno de los líderes de opinión del nacioanalcaciquismo canario, alabar los genitales de la alcaldesa lagunera doña Ana Oramas, "los tiene cuadrados" decía con su habitual histrionismo. La encendida alabanza que se acompañó del tema "Patria Canaria" sonando de fondo, se debía a unas declaraciones de la alcaldesa en las que criticaba al gobierno nacional por habilitar el cuartel de Las Canteras como centro de retención de inmigrantes. Yo ya había visto las declaraciones de marras por televisión. La alcaldesa, con los ojos inyectados en sangre, el rostro enrojecido de furia y el cuello de cantaor flamenco, estirado y con las venas hinchadas, protestaba con vehemencia contra la decisión del gobierno central, que al considerar de interés para la defensa nacional el acondicionamiento del cuartel, evitaba la intervención en la decisión del ayuntamiento lagunero e impedía así, cualquier maniobra tendente a evitar su apertura como centro de retención. La alcaldesa argumentaba que el gobierno central nos tomaba el pelo al pueblo canario. Que en vez de abrir nuevos centros y cedernos el marrón, se tenía que dedicar a resolver de una vez por todas el problema humanitario y evitar las muertes en el mar. Cuanto cinismo. Si los inmigrantes se quedan en su tierra y se mueren "tranquilamente" de hambre en sus países de origen no hay problema humanitario, o nos importa una mierda. Estoy con la alcaldesa en lo de evitar las muertes durante la travesía, se puede hacer mucho más para impedir esta tragedia, pero no con su empeño en despejar balones fuera considerándolo como un asunto que sólo atañe al gobierno central. Y, desde luego, poco importa el problema humanitario en destino. Coño, aquí molestan. Si están hacinados y hay pocos recursos que lo arreglen otros. Ni un ápice de solidaridad. Resulta más rentable electoralmente remar a favor de corriente y hacer un discurso alarmista que despierte nuestros sentimientos de nuevos ricos cagados de miedo, que colaborar activamente en mitigar la crisis humanitaria que tanto parece preocuparle.
Vaya día.

08 octubre 2006

Dios mío, soy conservador

Recientemente escribía sobre los conversos a los que consideraba mentalmente débiles, cobardes e incoherentes, y casi sin solución de continuidad he descubierto, dios me ayude, que soy un conservador (ya se sabe, no escupas para arriba). Siento que después de muchos años de conflicto interno, de búsqueda interior, he encontrado por fin mi camino. Incluso asoman en mi carácter algunos tics autoritarios y me resulta un esfuerzo titánico mostrarme tolerante ante ciertas actitudes del prójimo. Puede que sea la crisis de los cuarenta o la gripe de otoño. Sin embargo, no me siento incómodo con mi nueva adscripción ideológica y hasta diría que he alcanzado por fin, la paz interior que anhelaba.

Nunca he sido un antisistema. Me parece que el régimen democrático es como opinaba Sir Winston Churchill (está claro que mi proceso de identificación con su pensamiento es imparable), el menos malo de los sistemas: El imperio de la Ley, la división de poderes, los derechos y libertades fundamentales, el estado social que amplia los derechos de los trabajadores y contribuye a moderar los efectos más perversos del capitalismo... Claro que como toda construcción humana, la democracia tiene sus imperfecciones (por cierto, frase muy utilizada por la jerarquía vaticana para justificar los desmanes de la Iglesia, ¿me entienden ahora?) e intento humildemente denunciarlas.
En democracia no conviene cuestionar permanentemente las instituciones. Es jugar con fuego. Resulta cuando menos absurdo colocar en permanente situación de riesgo aquello que se afirma proteger. Así me lo aprendí yo. Sin embargo, en nuestro país un día sí y otro también se niega legitimidad al partido gobernante al que se acusa de alcanzar el poder merced a un golpe de estado en colaboración con ETA, el terrorismo islámico y un grupo de jueces y policías corruptos. ¿Alguien da más? Una supuesta conspiración sostenida por mentes calenturientas que se extiende como la pólvora a fuerza de hablar de ella (estrategia típicamente goebbeliana, en su versión hispana de "si el río suena, agua lleva", y popularizada con el apelativo de "alomojó") . Claro que las conspiraciones delirantes han sido siempre uno de los apoyos intelectuales más eficaces de los dictadores: la alianza judeomasónica, la amenaza sionista, el monstruo capitalista que implacable devora a los trabajadores. Pero también han servido de nexo de unión a grupos antisistema que se sienten atraídos por la idea de considerarse depositarios de una verdad que el común de los mortales, manipulado e idiotizado por el sistema, ignora.
Que excitante ser la avanzadilla de un nuevo movimiento de liberación nacional, de una nueva cruzada que les devuelva el poder injustamente arrebatado.
Y yo, pobre de mí, me aferro a mis valores tradicionales. Sigo creyendo que son legítimos los gobernantes elegidos en las urnas y que tienen derecho a desarrollar su programa político si este no rebasa el límite esencial e infranqueable de la democracia: los derechos y libertades fundamentales del hombre. Que quede claro; ahorrense la crítica, en consecuencia, los que argumentan insistentemente que Hitler fue elegido en las urnas, para negar legitimidad a los ganadores de las elecciones. No puede sostenerse que participa en el juego quien viola sus reglas sistematicamente.
Mi recién estrenado credo conservador me impulsa a confiar en el poder judicial, a respetar su independencia y a asumir sus decisiones. Incluso las que no se ajusten a mis intereses.
Confío en los cuerpos y fuerzas de seguridad. Creo en la veracidad de sus investigaciones. En la lealtad a la democracia de sus miembros (esta frase la firmaría orgulloso cualquier conservador que se precie).
Y creo tan firmemente en la policía y en la justicia que sé que investigarían y condenarían a sus propios miembros corruptos. Lo que no harán nunca es negar la evidencia y manipular la realidad de los hechos, mal que le pese a algunos. Y desde luego, lo que no cabe en mi cabeza es que el delirio de unos paranoicos les obligue absurdamente a ocuparse de un objeto de investigación que esa terca realidad se empeña en revelar como inexistente. Que quede claro otra vez; ahorrense la crítica los fans del GAL (bien que jaleaban sus asesinatos hasta que les convino políticamente considerarlos la reencarnación del diablo). Cuando se investigó el GAL se reunieron las pruebas que sirvieron para condenar a los responsables y, después de más de 2 años de investigación del 11-M, no hay ni una sola evidencia que ampare las teorías conspiratorias.
Otro de los síntomas de mi conversión es que he perdido interés por las manifestaciones y las pancartas. Me sigue pareciendo loable manifestarse a favor de una causa justa o en contra de los abusos de poder. No soy un alma cándida y comprendo que las protestas pueden responder a intereses partidarios, pero siempre he recelado de las manifestaciones en que se insiste más en la negación y en la repulsa que en la propuesta. Dígamos que prefiero manifestarme a favor de la paz a protestar contra la guerra. Mucho mejor si las puertas se abren que escuchar el estruendo de los portazos. Se me ponen los pelos como escarpias cuando escucho llamamientos a favor de la rebelión cívica si el gobierno no se allana a las pretensiones de quienes se manifiestan. No es respetar las reglas del juego y los conservadores siempre acatamos las reglas. Desconfío, además, de las marchas organizadas durante meses y rodeadas de un enorme aparato logístico. Tal vez porque sigo creyendo, bendita inocencia, que las manifestaciones surgen de la necesidad compartida y espontánea de expresar públicamente nuestras convicciones fundamentales. Una especie de confesión pública.
No me estimulan los eslóganes más jaleados ultimamente: "Zapatero al paredón"; "11-M: golpe de estado"; "PSOE terrorista". Espero que no sean efectivamente la plasmación de convicciones íntimas. Si acaso, una terapia para canalizar algunas frustraciones y resentimientos.
Pero el factor deteminante de mi fulminante conversión ha sido el convencimiento de que nuevamente y, como ha ocurrido en otros momentos históricos igualmente decisivos, se encuentran seriamente amenazados nuestras libertades y derechos fundamentales. La batalla por su conquista comenzó seguramente hace miles de años, aunque su formulación actual deriva de la Revolución Francesa. Si cedemos terreno, costará sangre, sudor y lágrimas (Churchill otra vez, mi nuevo referente intelectual) recuperarlo.
Mi estrenado conservadurismo me obliga a ser inflexible con el relativismo moral que nos invade. Frente al recorte de libertades: tolerancia cero (me gusta más este eslogan).
La derecha conservadora ha tomado las calles con consignas antisistema, apelando a la rebelión cívica. Apoyada por "intelectuales revisionistas", que denuncian la manipulación de la realidad histórica y "periodistas de investigación" que destapan las miserias del presente, cree que ha llegado el momento de cambiar las reglas del juego. Las actuales no valen. Si pierden la batalla de la paz y desaparece ETA, hay izquierda para rato. "Los rojos, ya se han asegurado el voto de los separatistas, los terroristas, los maricones, los lisiados y las putas y esos, son muchos votos". Pero estos nuevos antisistema cuentan con unos medios de comunicación afines, numerosos y bien coordinados en el mensaje, aunque hayan perdido algunas bazas conservadoras que se resisten a abandonar la moderación, como el ABC (así que leña al mono). Cuentan con la jerarquía de la Iglesia, si bien con algunas voces disidentes que prefieren tender puentes (como el "filoterrorista" Monseñor Uriarte). Y, por último han invadido la red con infinidad de blogs, foros y webs, neocons, revisionistas y racistas, mostrando un perfecto conocimiento de los nuevos instrumentos propagandísticos.
Da miedo, así que "moderados del mundo, uníos".

07 octubre 2006

Nacionalcaciquismo


Soy perro viejo y no van a engañarme. Prefiero descubrir los matices y por eso huyo de los discursos maniqueos. Prefiero buscar los puntos de encuentro a profundizar en las heridas o agitar el conflicto.
Parece que no son suficientes las barbaridades que se han cometido y se siguen cometiendo en nombre de la nación, la raza, la religión. Al fin y al cabo, artificios intelectuales, invenciones que se situan por encima de su creador y acaban por someterlo y aniquilarlo. La respuesta es el hombre. Lo ha sido siempre.
Algunos opinan que Canarias es una colonia, que una potencia extranjera la invadió, sometió a sus pobladores y expolió sus recursos naturales. Antes de que se cometieran tales atrocidades, el pueblo guanche, orgulloso y altivo, vivía en paz en una tierra amable y generosa, en armonía con su dios y la naturaleza. La metrópoli arrasó aquel universo ideal. Pero en los corazones canarios permanece aún el recuerdo de aquella ofensa. Y cuando recobre la conciencia del pueblo que fue, renacerá nuevamente orgulloso y altivo para romper las cadenas y recuperar su libertad.
Tengo la sensación de que bastantes lectores, los más sensibles y emotivos, se sentirán identificados con esta romántica interpretación de la historia. Aunque no sean canarios, reconocerán en ella la experiencia de sus pueblos y se sentirán confortados al saber que muchos comparten sus sentimientos. Porque hablamos justamente de eso, de sentimientos. Resulta paradójico que lo que expresamos como una emoción íntima sirva para agitar tantas voluntades en tantos sitios diferentes. Lo saben bien expertos manipuladores y agitadores que con especial maestría han pescado históricamente muy bien en estas aguas revueltas.
Claro que los hechos, implacables y tercos, vendrán, como siempre y sin ser invitados, a aguarnos la fiesta. Nos mostrarán una realidad que no difiere mucho de la de los europeos occidentales. Gente que pasa de la política, centrada en su trabajo y en su familia. Gente agobiada por el tráfico y preocupada por llegar a fin de mes. Gente que sueña con su próxima compra mientras degusta su hamburguesa favorita en un Mc Donald. Gente que en su reciente papel de nuevo rico disfruta orgullosa de las comodidades occidentales. Gente escasamente solidaria que olvida a fuerza de talonario, las desgracias ajenas. Gente que imita a gente. Nadie diría que son un pueblo sometido. No, hasta que aparece el menor atisbo de incertidumbre.
Entonces, ya se sabe, a río revuelto ganancia de pescadores. Toca buscar culpables. Un buen chivo expiatorio que oculte nuestras miserias y desvíe las miradas acusatorias. El mensaje interesado se dirigirá sobre todo a los que se descuelgan del sistema. A esa masa dúctil y desideologizada que ve amenazada su privilegiada existencia. A los que se sienten al borde del abismo y temen quedar marginados. Los responsables políticos y los medios de comunicacion agitarán el discurso colonialista: vale igual para un roto que para un descosido. Nos desprecian. Pasan de nosotros. Sólo les interesa nuestro dinero (ahora somos ricos). Y ellos, los de siempre, saldrán victoriosos del envite. Y la gente; la gente seguirá imitando a gente.
Pero el rollo colonialista sólo sirve ante las crisis importantes; cuando hay miedo y confusión. En tiempos menos convulsos, resulta más creíble un discurso moderado. Además, insisto, ya somos ricos e importantes. Siendo europeos de primera resulta denigrante asemejar nuestra historia a la de las antiguas colonias africanas o americanas. Faltaría más. Así que se baja un peldaño y nos hacemos nacionalistas. Eso sí, nacionalistas light, no se nos vaya a ir el asunto de las manos. Interesa fundamentalmente la defensa de nuestros intereses económicos. Y por eso, nos convertimos en un alarde de ingenio y monumental cinismo, a pesar de recibir doce millones de turistas cada año, en un Remoto Archipiélago Atlántico, Fragmentado y Ultraperiférico. En fin, abandonado a su suerte y dejado de la mano de dios. Y esa situación de víctima exige obviamente compensaciones importantes en forma de ventajas fiscales, y subvenciones, muchas subvenciones.
Pero no conviene olvidar que la economía es una ciencia oscura y no está al alcance del común de los mortales. No excita ni moviliza. Hay que adornar el mensaje con ribetes emocionales. Un poquito de folklore por aquí, una academia de la lengua por allá, una nueva interpretación de la historia por acuyá. Y bueno, la gente; la gente seguirá imitando a gente. Y seguirá mirando para otro lado mientras destrozan su territorio. Que paradójico, ellos, los nacionalistas, los que más defienden su tierra única. El territorio, lo único real y tangible. Lo único que como pueblo, esa gente, mi gente, podrá ofrecer a sus hijos. Y unos pocos exhibirán ufanos sus bolsillos abultados, orgullosos de haber sido los más astutos, los que mejor aprovecharon el momento.
Y yo seguiré sintiéndome como un huesped en mi propia casa. Me consolaré creyendo que algunos andaluces o gallegos o catalanes se sienten igualmente desplazados. Hace tiempo que conocen al cacique. Siempre ha gobernado. Es toledano o de Soria, es canario o de Jaén. Que más da.
Como diría Aznar, no creo que los caciques estén en desiertos muy remotos o en montañas muy lejanas. Están bien cerca. El veneno lo tenemos en casa.
Así que ni colonialismo, ni nacionalimo, ni machangadas. Caciquismo puro y duro. O si lo prefieren "Nacionalcaciquismo".

01 octubre 2006

Libertad o Seguridad

"Quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña seguridad transitoria, no son merecedores ni de la libertad ni de la seguridad".
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

MENOS LIBERTAD NO IMPLICA MÁS SEGURIDAD SOLO IMPLICA MENOS LIBERTAD
La experiencia no demuestra que la disminución de libertades haya mejorado la seguridad. Históricamente los recortes de libertades han venido de la mano de regímenes políticos totalitarios de izquierdas o de derechas. Como sabemos, la seguridad en esos regímenes es sólo para los que comulgan con el credo oficial impuesto. Los disidentes son encarcelados o asesinados y el miedo se convierte en el arma más eficaz del gobernante.
DEBILIDAD Y FIRMEZA
No es débil el que se sobrepone al miedo y defiende sus derechos sino el que con la excusa de ser firme frente a las amenazas se ampara permanentemente en el uso de la fuerza.
Los apóstoles de la seguridad nos quieren hacer creer que la derrota del terrorismo exige firmeza y determinación; que no es posible derrotarlos si les permitimos aprovecharse de las "debilidades" de nuestras democracias.
Opino que la firmeza consiste en resistir frente a la amenaza manteniendo nuestras convicciones y no en renunciar a nuestra forma de vida y a nuestras libertades.
¿CUÁL ES EL VERDADERO ALCANCE DE LA RENUNCIA?
Hay que utilizar el lenguaje con precisión. Renunciar a libertades es, en realidad, renunciar a derechos. Lo que se plantea no es una renuncia a prerrogativas individuales para proteger bienes más elevados, sino la cesión pura y dura de derechos fundamentales que se refieren a la sociedad en su conjunto. No hablamos de renunciar a ir a 200 kilómetros por hora por un carretera secundaria para proteger al resto de conductores o de prohibir fumar en espacios públicos para proteger la salud de los no fumadores. Hablamos del derecho a la inviolabilidad del domicilio, del derecho a un juicio justo, del derecho a no ser torturado, del derecho al secreto de la correspondencia y las comunicaciones...
ES UNA RENUNCIA CON UN COSTE MUY ELEVADO
Estos derechos fueron la más preciada y costosa conquista de nuestros antepasados y constituyen la esencia de nuestros sistemas democráticos occidentales, el mayor logro de nuestra civilización. Renunciar a ellos es dar un paso atrás en la historia. Es decir adiós a nuestro valores democráticos fundamentales.
Y SIN PLAZO DE CADUCIDAD
Nadie nos dice si esa renuncia será temporal o permanente. Teniendo en cuenta que se justifica por la existencia de una amenaza terrorista imprevisible y esquiva, parece lógico pensar que será igualmente incierto el límite temporal de la renuncia.
Mientras persista el miedo, persistirá la sensación de inseguridad y se justificará el recorte de libertades.
LOS AUTÉNTICOS VENCEDORES
Entiendo que tener seguridad significa sentirse protegido frente a las amenazas a nuestro sistema de vida. Lo que carece de sentido es renunciar a ese sistema de vida para protegernos. Eso significará que "los malos" ya han ganado.
"La causa de la libertad se convierte en una burla si el precio a pagar es la destrucción de quienes deberían disfrutar la libertad".
Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio