26 agosto 2006

Que quede claro

Que quede claro:

NO A LA VIOLENCIA DE ETA. No me refiero a una violencia innominada y abstracta. Hablo de la violencia terrorista de ETA, la única causante de la situación que se ha vivido en Euskadi los treinta últimos años. El fin de la violencia es el fin de ETA.
ETA SÓLO HA CAUSADO DOLOR Y FRUSTRACIÓN. Si a partir de ahora se iniciase un diálogo que condujese a la profundizacion en el autogobierno vasco no habrá sido gracias a ETA. Al contrario, ocurrirá a su pesar. Es un camino que hubiera podido recorrerse mucho antes de no haber existido la banda terrorista, que lo ha teñido de sangre inocente inúltimente
ETA NO DESAPARECERÁ PORQUE HA CUMPLIDO SU MISIÓN. Desaparecerá porque habrá reconocido su fracaso. Los terroristas y sus partidarios bajarán la cabeza avergonzados por su derrota y nadie los aclamará como héroes victoriosos que lograron la liberación de su pueblo. A lo sumo, un grupo minoritario de incondicionales pretenderá ensalzarlos ante la mirada despreciativa de la mayoría que se sentirá profundamente aliviada por la derrota de estos fanáticos.
SÍ AL DIÁLOGO Y A LA NEGOCIACIÓN POLÍTICA. Es el medio más eficaz para conseguir la disolución de ETA. Los límites son la constitución y las leyes. Pero habrá que hablar de todo, y habrá que hacerlo con discreción para evitar que se utilicen políticamente las conversaciones. No obstante, mientras ETA no se disuelva y abandone las armas, la policía y los jueces deberán seguir haciendo su trabajo.
SÍ A LA LEGALIZACIÓN DE BATASUNA. Siempre que condene la violencia y manifieste con rotundidad que la violencia no puede utilizarse como instrumento de la lucha política, excluyendo de su discurso político cualquier amenaza más o menos velada de regreso a la actividad terrorista. Sobre todo, si como ocurrió hasta su ilegalización, sus tesis son derrotadas democráticamente en las urnas. Esta condena debe incluir el compromiso de respetar a las víctimas, evitando toda manifestación pública de apoyo a los condenados por terrorismo.
LAS VÍCTIMAS NO MURIERON POR REPRESENTAR UN BANDO O UNAS IDEAS. La negociación política y el respeto a las víctimas no son incompatibles. Las víctimas no murieron por representar ideas contrarias o enfrentadas al independentismo vasco. Fueron utilizadas para desencadenar el terror y paralizar y chantajear a una sociedad con el miedo. No eran soldados de un bando. Fueron asesinadas cobardemente, sin darles la oportunidad de defenderse. Así que no llamemos patriotas o gudaris a unos cobardes escondidos detrás de pistolas y bombas. Pero tampoco pueden ser utilizadas para oponerse al diálogo. Sería asociar injustamente su sufrimiento a unas ideas por las que no murieron. Sería identificarlas erróneamente con un facción o un bando, y eso apoyaría la teoría de la confrontación y la guerra que siempre han defendido los terroristas.
NO A LAS URGENCIAS SOBERANISTAS. Lo que llaman normalización política no se conseguirá en unos pocos meses ni siquiera en varios años. Las heridas tardarán en cerrarse. Todas las ideas deberán poder defenderse en pie de igualdad en un marco de convivencia en libertad y sin chantajes. Se ha vivido mucho tiempo aprisionados por el miedo y por una visión de la realidad nublada por la presencia amenazante de los matones. Así que paciencia, señores. No aprovechen los rescoldos del fuego casí extinguido para avivar el fuego.

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